martes, 6 de marzo de 2018

Historia del Atletismo en las Olimpiadas


PRÓLOGO

La historia del Siglo XX parece bastante triste. Se suele pensar —o por lo menos así lo hacía el que escribe estas líneas— en las dos guerras mundiales —la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1919, y la Segunda Guerra Mundial de 1939 a 1945—; la segunda mitad del Siglo XX, por lo tanto, parece un poco más tranquila, más pacífica, pero también hay bastantes episodios terribles, guerras puntuales en unos lugares y en otros que, en conjunto, hacen que ese siglo parezca una locura.



Pero hay otros momentos de dicho siglo mucho más pacíficos y divertidos que no son muy conocidos, y creo que deberían ser justamente recordados, y esa es la razón por la que me he sentado delante del ordenador (o computadora) y he empezado a teclear o escribir esta "Historia del atletismo olímpico". La elección de elegir el atletismo, es simplemente por afición personal, y también creo que es uno de los deportes más espectaculares.



Para ser exactos, las Olimpiadas —en la era moderna— comenzaron un poco antes del citado siglo XX: la primera se celebró en Atenas el año 1896. La idea fue de un joven parisino, Pierre de Coubertin (1863-1937) que quiso unir a toda la humanidad en unas competiciones sin ánimo de lucro, solo por alcanzar la gloria de ser los más rápidos, más fuertes o más ágiles, etc.



Coubertin viajó por todo el mundo durante la primera mitad de la década de 1890 hablando de paz, hermandad, comprensión entre los hombres y unión, y mezclándolo todo con la palabra "deporte"; también fundó la primera revista dedicada al deporte "la Revue Athlétique" y logró que el gobierno francés la incluyera en sus programas de la Exposición Universal de 1889; fue a Inglaterra donde conoció la doctrina del cristianismo muscular: una búsqueda de la perfección espiritual por medio del deporte y la higiene; y consiguió que el ministro de educación de su país le subvencionase para viajar a Estados Unidos donde siguió investigando sobre los métodos de enseñanza y el deporte.



Poco a poco, Coubertin fue consiguiendo algo nuevo hasta entonces: que el deporte pasara de ser practicado por minorías o en el colegio, a estar de moda y despertar entusiasmo. Finalmente, el 26 de junio de 1894, consiguió que la Universidad de la Sorbona de París instituyese los Juegos Olímpicos. Asimismo también se creó el Comité Olímpico Internacional, cuyo primer presidente fue el griego Dimitrios Vikelas (1835-1908).



La primera sede elegida para la celebración de los Juegos Olímpicos, como no podía ser de otra forma, fue Atenas —conmemorando así los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, que habían existido hasta finales del siglo IV d.C o principios del siglo V d.C—. Evidentemente, el siguiente paso era conseguir una gran suma de dinero para organizarlos, por ejemplo hacía falta restaurar el Estadio Panathinaiko, también conocido como el Kallimármaro (en griego καλλιμάρμαρο, es decir, el "mármol hermoso"), que se reconstruyó a partir de los restos de un antiguo estadio griego. Para ello, Coubertin se puso en contacto con el hombre de negocios y filántropo griego George Averoff que por aquel entonces vivía en Alejandría; consiguió convencerlo —en lo que también participó el príncipe heredero Constantino de Grecia— de que financiase la construcción del estadio, y en 1895 comenzaron las obras. El coste o presupuesto inicial estimado era de 580.000 dracmas, pero al final subió hasta 920.000 dracmas. Como gratitud hacia sus contribuciones, se construyó una estatua en su honor, que aún permanece, delante del estadio.



El 24 de marzo de 1896, el rey Jorge de Grecia, pronunció por primera vez las palabras rituales "Declaro abierto los Primeros Juegos Olímpicos Internacionales de Atenas" y el lema de los Juegos fue: Lo esencial en la vida no es vencer, sino luchar bien.

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